viernes, 6 de enero de 2017

Despedidas

Imagínense a alguien que no le gusta ni siquiera festejar su propio cumpleaños porque odia ser el centro de atención. ¿Cómo esa misma persona puede afrontar una despedida?

Mi último día de trabajo fue el 30 de diciembre, y recién escribo sobre este tema porque me costó un poco encontrar las palabras. Antes pensaba, es sólo un día, pasa rápido. Los saludas a todos y te vas. Eso me decía a mi mismo, pero nada de eso fue así. Con las cosas materiales es mucho mas fácil. Me liberé y estuvo bueno. Esto, lejos de ser un trámite, fue bastante emocional. No pude disimularlo. Fueron mas de nueve años con gente que veía muchas horas al día, y casi todos los días del año. Definitivamente era una porción grande de mi vida. Ese día pude entender las marcas que dejan en uno las personas y las marcas que sin querer también dejo en otros. Porque somos seres humanos, no somos cosas que se pueden perder o comprar. Tampoco somos reemplazables, todo queda.

Eso lejos de desanimarme me motivó muchísimo mas. La ansiedad se multiplicó. Toda esa buena energía se transformo en algo muy positivo. Extrañar voy a extrañar y eso no se puede controlar. Pero las ideas se reafirman, el sueño está latente y pronto lo podré transitar bien despierto. Bienvenido sea.